Breves del territorio
03/08
¿Cómo es posible culpar a los guanacos de expulsar a los productores santacruceños?
por EED
Es el herbívoro nativo de mayor tamaño de América del Sur. Puede medir hasta un metro noventa, pesar hasta 170 kilos. Según el Grupo de Especialistas en Camélidos Sudamericansos (GECS), el guanaco vive en un “amplio rango de ecosistemas áridos y semiáridos desde el nivel del mar hasta más de 4.500 metros de altura en los Andes. Se estima que más del 90% de la población total de guanacos se encuentra en Argentina, principalmente en la región patagónica”.
Sí, son muchos y están concentrados en Chubut y Santa Cruz. Algunos medios hablan de "superpoblación", otros de "plaga". La web de las Confederaciones Rurales Argentinas, compartió un comunicado de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz bajo el título: “El guanaco expulsa a los productores santacruceños y urge encontrar soluciones”.
¿Desde cuándo la fauna silvestre se vuelve un enemigo?
Gabriela Lichtenstein es investigadora de CONICET, fue Presidenta del GECS y es co-editora del libro Guanacos and people in Patagonia. En diálogo con EED dijo que el Plan Nacional de Manejo de Guanacos del año 2006 había diseñado experiencias sustentables que valorizaban la especie y cuidaban al ambiente.
El guanaco tiene una de las fibras más finas del mundo, considerada de lujo, muy solicitada por mercados internacionales. Por su calidad vale muchísimo más que la lana de oveja (200 dólares el kilo, según Lichtenstein). A través de aquel Plan comenzaron a realizarse capturas, esquilas y liberaciones de guanacos y se empezó a comercializar esta fibra. En 2012 se hicieron algunas iniciativas de hilado de guanaco en Argentina. Hay diseñadores del país que confiaron en trabajar con estos hilados y exportaban esos productos. Se instalaron así “proyectos que unían la conservación de la especie con la economía regional para que los productores locales obtuvieran beneficios, ya que los guanacos se encuentran más que nada en campos privados", dice la investigadora.
Pero el Plan Nacional de Manejo al Guanaco fue modificado en 2019. Desde entonces se permite la caza de estos animales y se imponen versiones de la especie que se acercan a lo que plantea el comunicado de la Federación: “que su expansión y desmanejo genera efectos perjudiciales en los pastizales, fuentes de agua y seguridad vial”.
“Lo que tienen de preocupante estas declaraciones –dice Lichtenstein- es que no tienen base científica. Se hace por ejemplo referencia a una población de tres millones de guanacos en Santa Cruz, pero no existe un censo nacional actual de guanacos. Además culpan al guanaco de los procesos de desertificación sin contemplar el impacto del mal manejo ganadero ni el cambio climático. En Patagonia, en el siglo XIX se introdujeron 22 millones ovejas en un hábitat frágil y hubo una degradación por el sobrepastoreo ovino. Por otro lado, cuando se calcula la capacidad productiva de los campos, en algunos nunca se tuvo en cuenta que allí también habitan guanacos. Sí es cierto que guanacos y ovejas compiten por pastura y por agua. También es cierto que en Santa Cruz se ha eliminado al depredador de los guanacos que es el puma y que en muchos campos no ha habido la suficiente inversión en el manejo, en hacer rotación de ganado, en la mano de obra. Claro que la población de guanacos fue creciendo y se hizo abundante y que necesita un plan de manejo, pero también sería importante que los productores hagan un ejercicio de reflexión sino parecería que los guanacos son los culpables del proceso terrible de erosión que tiene Patagonia y que las prácticas productivas no tuvieron nada que ver. Se busca el enemigo afuera. Además de erróneo es peligroso. Supongamos que estos intereses llevan a eliminar a los guanacos, ¿qué van a hacer en esos campos degradados? ¿van a poner más ovejas? Nos preocupa que se imponga una visión extractivista de una especie silvestre. Hay que evaluar las situaciones particulares y buscar prácticas de manejo, pero prácticas con una visión de sustentabilidad”.