"Arriba los gauchos"

por Adrián Moyano

En 1921 en Gualeguaychú, Entre Ríos, una caballería al comando del estanciero Francisco Morrogh Bernard arremetió en una reunión obrera. Pero no hay que retroceder tanto en el tiempo ni hacer tantos kilómetros para recalar en otros episodios de violencia gaucha hacia concentraciones populares.

Fotos: Eugenia Neme.

Marzo 2023

Joe Lewis y sus testaferros no fueron los primeros en valerse de gauchos para reprimir parapolicialmente una movilización. En 1921 la Liga Patriótica ostentaba considerable poderío y no se limitaba a emitir proclamas: el 1ro de mayo de aquel año, organizó en Gualeguaychú, Entre Ríos, un gran acto que incluyó desfile de gauchaje a caballo para contrarrestar la tradicional conmemoración que, por el Día del Trabajador, se realizaría en la plaza de la localidad. Desde ya, no faltó una bandera argentina de 50 metros. La demostración nacionalista incluyó el alumnado de colegios religiosos y jovencitas que arrojaron flores al paso de los liguistas. El éxtasis se alcanzó cuando hizo teatral arribo desde Buenos Aires Manuel Carlés, precursor del fascismo en la Argentina, cofundador de la agrupación y por entonces, su presidente.

Las cosas no finalizaron con los vítores. “Terminado el acto de reafirmación patriótica y de los derechos de la propiedad, la caballería gauchesca al comando del estanciero Francisco Morrogh Bernard se dirigió hacia la reunión obrera que se llevaba a cabo en la plaza de Gualeguaychú y que estaba presidida por una bandera roja y otra negra”, reconstruyó Osvaldo Bayer en un libro suyo que se reeditó en 2015. “Ver esas banderas y sentir la santa indignación patria en sus pechos fue todo uno en los hombres de Carlés. Y arremetieron contra la endeble tribuna proletaria y sus tres mil asistentes. Fue una carnicería”. Se registraron 13 víctimas fatales y un número elevado de heridos.


De padre también inglés, Morrogh Bernard fue miembro de la Asociación Argentina Criadora de Hereford. Pocos años después de aquella matanza y al amparo de la impunidad se introdujo en la política. Previo paso por el poder legislativo de Entre Ríos, ingresó como diputado nacional en representación del Partido Demócrata Nacional. Transcurría 1931, es decir, se inauguraba la Década Infame. Durante el imperio del Fraude Patriótico logró tres reelecciones consecutivas, hasta que su último mandato se interrumpió por el golpe de 1943. A pesar de su participación en un crimen masivo, la avenida costanera de Gualeguaychú lleva su nombre aunque la historia está en disputa: al cumplirse el centenario de la tragedia, el Museo de la Memoria Popular de la ciudad entrerriana hizo honor a su nombre y elaboró varios aportes que están disponibles en línea.


“No se merecen estar ahí”

No hay que retroceder tanto en el tiempo ni hacer tantos kilómetros para recalar en otros episodios de violencia gaucha hacia concentraciones populares. El 22 de noviembre de 2021, Martín Feilberg y Diego Ravasio ingresaron al territorio en recuperación de la comunidad mapuche Quemquemtrew (Río Negro) y dispararon a matar. Elías Garay Cayicol perdió la vida y Gonzalo Cabrera quedó gravemente herido. El segundo fue trasladado al Hospital de El Bolsón y un día después, varias personas solidarias se concentraron en el exterior, conmovidas por la muerte del joven mapuche y para resguardar la seguridad de su compañero. La pequeña movilización fue agredida por gauchos, de nuevo a caballo, que ostentaban rebenques y su infaltable facón, algunos, en visible estado de ebriedad. Sin consignar apellido, el medio Perfil reprodujo las declaraciones de un tal Víctor, partícipe del ataque: “Hay que darle una buena paliza a esa gente. Porque no se merecen estar ahí, si quieren reclamar algo, háganlo bien. No son mapuches, son terroristas que vienen a hacer maldades y nada más”. En otra de sus declaraciones, aclaró sin que mediara consulta periodística: “dicen que a la gente gaucha la manda el intendente, pero no es así”. Se refería a Bruno Pogliano, quien irá por su tercer mandato en las elecciones del 16 de abril. Hombre de Juntos Somos Río Negro, es una de las figuras políticas que más insiste en imaginar “pseudo mapuches” y no se molesta en disimular su estrecha cercanía con Joe Lewis.

Esta fotografía fue tomada en el último reclamo para acceder a Lago Escondido.

Mirta Ñancunao integra la Mesa Ejecutiva de la Coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro por la Zona Andina Sur. En una presentación que hizo en octubre último ante la Defensoría del Pueblo de El Bolsón, recordó que “al día siguiente” de aquellas palizas gauchescas, Pogliano “salió públicamente a felicitar a estos vecinos por los medios locales” y calificó al proceder como “valiente actitud ciudadana”. Desde aquel noviembre nefasto, “se vive un clima hostil, pues esas personas circulan por las inmediaciones de El Bolsón con toda impunidad, y se saben quiénes son y que trabajan en el Municipio de esta localidad”. La presentación identifica a seis de los agresores. A febrero de 2023, no se conoce qué actuación hizo la Defensoría del Pueblo al respecto. Por otro lado, nadie en el Poder Judicial de Río Negro se molestó en investigar la conducta parapolicial de los gauchos ni sus vínculos con el poder político.

La pretendida espontaneidad de la represión gauchesca quiso dar un salto organizativo en octubre de 2022, cuando circuló por WhatsApp una convocatoria de inflamada verba que hasta Carlés envidiaría: “A toda la población argentina que esté harta de la R.A.M. MAPUCHE, este es un llamado para hacer PATRIA, proteger nuestra Patagonia y futuro, es la hora de enfrentarse a estos pocos parásitos que están arrasando con la zona y la población, es tiempo de que el pueblo se levante y saquemos de una vez por todas a esta gente que no es ni será parte de la Patagonia”. A la vez que invitaba a ser parte de un grupo en la aplicación, el convite precisaba: “La Legión Nacional Patriota es un grupo formado solamente por vecinos, patriotas, gauchos, todos ARGENTINOS. SIN IDEOLOGÍA POLÍTICA, SOLO MARCHANDO POR NUESTRA BANDERA, LA ARGENTINA. ¡ARRIBA LOS GAUCHOS! Todos los argentinos pueden ser parte, es tiempo de defender tu patria, por los héroes de Malvinas, por nuestra soberanía, por nuestros próceres” (las mayúsculas están en el original). El resto del mensaje avanzaba sobre una metodología: cada vez que se viera a integrantes de la RAM, “coordinaremos un punto cercano y se los sacará”. El autor justificaba la convocatoria anónima por cuestiones de seguridad y avisaba que la proyectada “división” de la Liga Nacional Patriota operaría en El Bolsón (Río Negro), Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén y Cholila (Chubut). A instancias de la Coordinadora Mapuche-Tehuelche de Río Negro, la Dirección Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia presentó una denuncia ante una cámara federal con sede en Buenos Aires para que dé con los autores de la convocatoria, ya que viola varios artículos del Código Penal. Cuatro meses después, tampoco se registran novedades.


Imaginario herido

Además de provocar heridas concretas en el cuerpo de decenas de manifestantes, que gauchos operen al servicio de un patrón británico hiere algunos imaginarios que todavía perduran, porque no hay nada más argentino que un gaucho a caballo. Cuando hice un post en Facebook un par de días después a los sucesos, varios amigos de la red social quisieron resguardar aquella identidad y cuestionaron que se tratara de verdaderos gauchos, a pesar de la contundencia de los testimonios y de los registros fotográficos. Además, en tiempos en que la autopercepción es un valor que se respeta, hay que volver a la convocatoria de la Legión Nacional Cívica, que exhortaba sin dubitaciones: “¡arriba los gauchos!”

Esta fotografía fue tomada en el último reclamo para acceder a Lago Escondido.

A la luz de los sucesos de El Bolsón y de El Foyel, el gauchismo realmente existente en 2023 tiene más que ver con “La vuelta del Martín Fierro” que con la primera versión del poema. Vio la diferencia hace más de cuatro décadas David Viñas, cuando apuntó que el mismo personaje que inicialmente se dirige a “cruzar el límite” rumbo a las tolderías, retorna como “aceptación del proyecto histórico liberal”, parábola que, en un sentido, expresa las opciones políticas del propio Hernández. “El rebelde, el marginal, el perseguido de 1872, siete años después se ha trastocado en una figura dispuesta a la integración”.

Sigue Viñas: “los rasgos de la insumisión se han convertido en derrota o fatiga; y el desafío y la denuncia van dando lugar a la nostalgia, al balance reflexivo y por fin, al consentimiento”. Una frase del escritor y crítico parece escrita a propósito: “el (infierno) de los indios respecto de los blancos es una querella entre dos universos: de ahí que al gaucho se lo persiga, se lo utilice, se lo humille, se lo condene o se lo exilie; al indio lisa y llanamente se lo elimina. Se trata, bien visto, del espacio que se abre entre el código penal y la guerra: al gaucho jamás se lo conquista, se lo somete a la leva; el indio, en cambio, está condenado al genocidio”.

No estamos ante una clase de literatura o devaneos antropológicos. El noroeste de la cordillera patagónica asiste a una reedición de la Legión Patriótica, con fuertes vínculos con el poder político y los nuevos señoríos feudales, sean los señores británicos, belgas o cataríes. La propiedad de nacientes de agua en manos extranjeras cuestiona el concepto de soberanía nacional y la existencia de grupos parapoliciales la institucionalidad del Estado, no importa qué tan largas sean las banderas argentinas que enarbole el gauchaje.