Cuidar a alguien que no conocés es revolucionario

por Camila Vautier

En El Bolsón, Socorro Rosa de la Comarca Andina, también levanta sus banderas en la caravana de este 3 de junio. La red, que acompaña a quienes deciden abortar para que lo hagan de manera segura, creció estos últimos años a la par del movimiento Ni Una Menos.

Junio 2022

Era un Día de la Madre cuando Julieta acompañó un aborto por primera vez. En medio de un almuerzo en su casa, se aislaba de la conversación familiar para poder enviar mensajes y acompañar de ese modo remoto a la mujer, que del otro lado del teléfono estaba cursando un aborto.

-Ella decidía no ser madre el Día de la Madre, eso me revolucionó la cabeza -dice ahora Julieta Morales, desde El Bolsón, Río Negro.

Tiene 25 años, es una de esas jóvenes que la marea verde acercó a la orillas del feminismo y que a ella la subió a la ola del socorrismo: “me enseñó a escuchar, entender y ver otras realidades. Eso es sororidad”.

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Movilizadas por el femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada por su novio el 3 de junio de 2015, miles de jóvenes, mujeres y disidencias se volcaron a las calles de todo el país bajo el grito de Ni Una Menos en reclamo por el cese de la violencia machista. Este hito generó que el movimiento feminista, con historia de larga data en Argentina, se empezara a esparcir: ni los medios de comunicación masivos, ni los gobiernos pudieron evadirse de dar alguna respuesta al tema.

Por entonces, Julieta tenía 18 años, terminaba la escuela secundaria y empezaba a ver en las redes sociales de qué se trataba ese boom feminista que más tarde se transformaría para ella en una forma de vida.

En 2018 la ola siguió. Los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito coparon las mochilas y los puños. Las calles se volvieron a llenar de jóvenes, de madres, vecinas y abuelas. Por primera vez, después de décadas de luchas, se debatía la legalización del aborto en el Congreso.

—Ese año fue una locura de activismo —cuenta—: Me dije: tengo que hacer algo.

Julieta conoció a Socorristas en Red a través de las redes sociales y fue su entrada a la política feminista. “Yo empecé a hacer política con el socorrismo”, reivindica. De las redes a las calles, fue acercándose a ellas, de a poco, en las columnas de las marchas en el sur patagónico.

Socorristas en Red-feministas y transfeministas que abortamos es una red de 56 colectivas de todo el país que desde hace 10 años acompañan a las personas en sus abortos y brindan información sobre los usos seguros de medicamentos para abortar en base a los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mayor parte de las, los y les 504 activistas socorristas que la integran son jóvenes de entre 24 y 35 años de edad.

Julieta viajó a Neuquén a conocer la experiencia de la primera escuela socorrista organizada por la colectiva feminista La Revuelta: encontró un lugar agradable y decidió quedarse. Una semana después participó de la escuela realizada por Socorro Rosa Comarca Andina en El Bolsón. Entonces, su vida cambió.

—Todos los días pienso en los abortos, en nosotras, en qué hacer. Es una tarea cotidiana que me llena de felicidad y orgullo—, dice.

El acompañamiento comienza cuando la persona que lo necesita se comunica con la línea pública. Esa primera comunicación es crucial para compartir y disipar los miedos, las ansiedades. Luego, la socorrista se reúne con ella para hacer el taller, un encuentro donde brindan información para un aborto seguro. El acompañamiento sigue también durante el proceso, preguntando cómo viene todo e intercambiando mensajes para sacar las dudas.

Entre 2014 y 2020, Socorristas en Red se reunió virtual o presencialmente con 55.650 mujeres y otras personas con capacidad de abortar que requerían información sobre aborto con medicamentos.

El primer debate por la legalización del aborto en 2018 el feminismo no lo ganó en el Congreso, sino en las calles y el tema se instaló en la agenda pública. Esto se vio reflejado en las estadísticas que recogen desde Socorristas en Red: entre 2018 y 2019 se produjo un salto de 8.462 a 14.802 acompañamientos y la escalada continúa.

A fines del 2020, el Congreso sancionó la Ley 27.610 que garantiza en todo el territorio nacional el acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) hasta la semana 14 de gestación y al aborto por causales luego de ese plazo.

Ese año, con la pandemia y la Ley, 17.534 personas se comunicaron con la Red y solo en el primer semestre del año pasado llegaron 6.517. Durante ese período, Socorro Rosa Comarca Andina recibió 128 llamadas a su línea pública.

La Comarca Andina del Paralelo 42 se ubica al pie de la Cordillera de los Andes, entre el sur de la provincia de Río Negro y el noroeste de Chubut. A esta región patagónica la integran las localidades de El Bolsón, El Hoyo, El Maitén, Lago Puelo, Epuyen y Cholila.

“Yo necesitaba que alguien me pueda mirar a los ojos”, le dijo a Juli entre lágrimas su última acompañada cuando se encontraron en el taller y ambas se emocionaron. Así, en este ejercicio de la escucha y la ternura, Julieta se acercó a las mujeres y sus diversas realidades. Su mamá fue una de ellas.

—Acompañar es poner a disposición todo el conocimiento que hemos ido construyendo, con cabeza y corazón. Es cuidar de alguien que no conocés pero teniendo presente siempre que es una apuesta hacia el mundo que queremos construir. Es revolucionario—, asegura.

Cuando Julieta Morales se sumó al socorrismo en esta región, era de las más jóvenes: pasó de llevar un pañuelo verde en su mochila de estudiante secundaria a tener una rol activo en esta Red. Ahora, mientras se preparan para marchar este 3 de junio con las compañeras de la Comarca en caravana por los barrios de El Bolsón y volver a levantar el grito de Ni Una Menos, dice que al feminismo lo entendió primero desde el amor, desde la “hermandad”, pero en el andar se le hizo cuerpo y lucha. “Es no querer que nos maten, pero también es un movimiento político revolucionario que está para mover estructuras”.